Basilio Martín Patino (In memoriam)

Nos hacemos eco de la noticia del fallecimiento del cineasta Basilio Martín Patino (1930-2017) a la edad de 86 años.

Basilio Martín Patino. Foto de Oscar Fernández Orengo Basilio Martín Patino. Foto de Oscar Fernández Orengo

Basilio Martín Patino nació el 29 de octubre de 1930 en Lumbrales (Salamanca).

En 1955 organizó en Salamanca las I Conversaciones sobre el Cine Español, conocidas como las Conversaciones de Salamanca, que habrían de tener gran resonancia en el futuro del cine del país. En el encuentro, cuyo cerebro fue Ricardo Muñoz Suay, se reunieron los mejores directores del cine español de la época.

Entre sus obras como director destacamos las siguientes películas:

Recordamos que varias de sus películas han sido proyectadas por el Cine Club Hexágono y que el propio Basilio Martín Patino acudió a la IV Sesión Aniversario que tuvo lugar en Nájera el 19 de Octubre de 1979 en la que se proyectó su película Caudillo (1974).

Para acabar unos fragmentos de unos textos de Basilio Martín Patino en los que reflexiona con mucha lucidez sobre el cine:

Lenguaje cinematográfico

El cine, como la pintura, al decir de Leonardo, es una cuestión mental. Desde esta reflexión, el concepto de puesta en escena o el de narración, o el de montaje, se libera de insoportables lastres academicistas. Un siglo de intentar someterlo a preceptos esquemáticos. Resulta que no: no es necesario tener que contar lo obvio, no es necesario ese mareo óptico que nos atontona la retina. Ni ese guirigay sonoro ensordecedor. No es necesaria esa obsesión del raccord para convencernos de su continuidad. No se precisa de espectaculares decorados que ya no nos deslumbran. Ni es preciso retroceder en la narración escenificando el pasado, cuando este pasado puede estar implícito en el presente de un modo más sutil, etc., etc. Se dice que la gente no va al cine a pensar, y es posible. Pero a lo que, con toda certeza, no va es a que se les tome por descerebrados, cuando quien más quien menos ve telediarios, informes, debates de actualidad, y las más increíbles escenografías reales que pueda imaginar el más calenturiento realizador. No es que el espectador sea pasivo: es que se le escamotea la oportunidad de activarse. De las salas cinematográficas no nos expulsan la inteligencia y la expresión personal, sino las preceptivas, el amaneramiento y la impersonalidad.

(Un juego desde la libertad. Archivos de la Filmoteca, nº 12; abril-junio, 1992)


Cine español

Me aburre hablar del tema: su eterno quejumbrismo jeremíaco, supongo que justificado, su falta de sustancia, sus enjuagues burocráticos, el trampeo intocable de sus resultados comerciales. Y, sobre todo, la falacia grotesca de creerse un factor cultural del país con derecho a todo, a cambio de tan miserable aportación general. ¿A quiénes representa? ¿De qué habla? ¿Para qué sirve? Prefiero no entrar en el tema. Rezuma demagogia. Y lo más triste es que por falta de recursos humanos, muy notables, no queda. Obligado a sobrevivir de la sopa boba, carece de debate serio sobre su inocuidad. No dispone siquiera de cauces apropiados para llegar de modo fiable a sus destinatarios y constatar así si es o no una industria. Necesitaría una reconversión, como HUNOSA o tanto otros sectores menos privilegiados. Habría que pensar en un cierre temporal, no quiero ser cruel, incluso pagado, para reflexionar y cargar las pilas, un año sabático como se hace en la universidad. El público español ni se daría cuenta. A la larga sería más económico. Y la única posibilidad de reencontrase y volver a tener razón de ser, dar con su sentido.

(Un juego desde la libertad. Archivos de la Filmoteca, nº 12; abril-junio, 1992)

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